Respeto


Nunca lo había visto tan claro. Desde ahora no tengo excusa, desde ahora tengo la absoluta seguridad y cada vez que conozca a alguien que no respete a los demás, estaré ante una persona incapaz de respetar a los animales. 
Si ustedes son lectores asiduos de este blog, sin duda ya sabrán que para mí, la grandeza de una nación y su progreso moral, pueden ser juzgados por la manera en que tratan a sus animales. Pero antes que pueblos y naciones somos individuos, y como tales debemos respetar lo que nos es ajeno: a las personas, a las criaturas y a las cosas. 
El que respeta reconoce la dignidad del otro. El que respeta es digno.
Ayer mi amiga Carme me enseñó la importancia que tiene el fràgil art d´un gest senzill. Me enseñó la importancia de olvidarme de los gestos grandilocuentes que sólo me aportan autosatisfacción, para buscar en cambio el objetivo más generoso, ése que siempre está escondido en lo más pequeño, tras las cosas aparentemente insignificantes. 
Ayer, Carme, me enseñó a pensar en el cachorro que aún no conozco y buscar su bienestar. Un objetivo mínimo y a la vez enorme. Un gesto digno.
Mi amiga Carme es una persona sabia disfrazada de severa catalana. Camuflada entre estructuras simples y valores sencillos. Mi amiga Carme es la propietaria de la mayor parte del sentido común que conozco; además no lo guarda con avaricia, si te acercas a ella, siempre te salpica algo.