101 dálmatas


Odio a Walt Disney. Bueno, no es del todo así, en realidad odio uno de sus recursos narrativos más populares: la humanización de los animales en sus películas animadas. Es tramposo, es rastrero, es absolutamente injusto y ha hecho un enorme daño a millones de individuos de varias generaciones, cuya percepción de lo animal quedó para siempre alterada y mutilada.
Cuando yo era un niño, esos cuentos ya me desagradaban. Mi infancia no fue en absoluto como la de los demás niños de mi clase, aquella sobredosis de almíbar me producía naúseas. Ignoro si todo ello fue la causa de que la de los dálmatas sea una de las escasas razas caninas que no me gustan en absoluto, pero es cierto, no les encuentro ningún atractivo. 
Pero toda regla tiene una excepción, y un día en USA vi este ejemplar y me encantó. Sí, ya lo sé, esto no es un dálmata ni por asomo, pero a mí me parece un perro precioso. Jamás he vuelto a ver otro que me gustara.