Shackleton


La historia de la humanidad está llena de epopeyas heroicas. Entre todas ellas, mi favorita sin duda es la expedición del Endurance en 1914 (Expedición Imperial Trans-Antártica) dirigida por el irlandés Ernest Shackleton.
Para reclutar los candidatos que lo acompañarían en la aventura, el explorador anglo-irlandés publicó un anuncio en la prensa cuyo enunciado decía: "Se buscan hombres para un viaje peligroso por mar. Sueldo bajo. Frío intenso. No se asegura retorno con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito". Por increíble que parezca, le respondieron más de tres mil personas, de las cuales seleccionó 26, a los que luego se sumaría un polizón.
Muchos de los detalles de la expedición fueron filmados y fotografiados por Frank Hurley. Quizá sean esas fotografías de Hurley lo que más me cautiva de esta historia, son sencillamente magnificas. No duden en comprar el libro "La odisea de la Antártida" de Editorial Planeta, es el primer libro donde se reproducen todas y cada una de las más de cuatrocientas instantáneas existentes, procedentes de los archivos de la Royal Geographical Society, la State Library of New South Wales y el Scott Polar Research Institute. En el libro, las fotografías se complementan con extractos del diario de Hurley, contiene un capítulo dedicado a la expedición propiamente dicha, un breve ensayo biográfico y un comentario sobre la técnica fotográfica que utilizó.


Lo más interesante de esta expedición es que fracasó estrepitosamente respecto a sus objetivos iniciales. Desde su concepción estuvo repleta de errores. Por ejemplo, en los preparativos Shackleton había incluido ponies siberianos en vez de perros, en base a unos sencillos cálculos: un pony tira de 800Kg. y come 5 Kg. de alimento al día, mientras que un perro arrastra 50 Kg. y necesita 750 gramos de comida al día. Pero Shackleton no tuvo en cuenta que los ponies se hunden en la nieve blanda, y sobre todo, que sufren con las bajas temperaturas de la Antártida, pues transpiran por todo el cuerpo y su piel se cubre de hielo. Los perros, por el contrario, sólo transpiran por la lengua, por lo que resultan más resistentes.
A pesar de todo ello, hoy en día Sir Ernest Henry Shackleton es un ejemplo de cómo sus habilidades extraordinarias de liderazgo y formación de espíritu de equipo, lograron salvar las vidas de todos los miembros de la expedición.