Paul Auster




No sé nada de Paul Auster. Raúl me ha insistido cientos de veces para que le lea (incluso me ha regalado uno de sus libros) juro que lo intenté, pero fue inútil. En cuanto alcancé el primer diálogo entre los protagonistas, en la tercera página, no pude soportarlo ni un momento más. He conocido gente de muchas nacionalidades, dedicados a las más diversas tareas, con una formación cultural de los más variopinta, etc. Pero jamás he escuchado a nadie hablar así. 
Sin embargo, cuando le entregaron el Príncipe de Asturias, el señor Auster pronunció uno de los discursos más inteligentes que he oído en mi vida. Entre otras cosas dijo: 
"(...)Un libro nunca ha evitado que una bomba caiga sobre civiles inocentes en el fragor de una guerra. Hay quien cree que una apreciación entusiasta del arte puede hacernos realmente mejores: más justos, más decentes, más sensibles, más comprensivos. Y quizá sea cierto; en algunos casos, raros y aislados. Pero no olvidemos que Hitler empezó siendo artista. Los tiranos y dictadores leen novelas. Los asesinos leen literatura en la cárcel. ¿Y quién puede decir que no disfrutan de los libros tanto como el que más?(...)"
En efecto, nadie es mejor persona por ser más culto. La cultura jamás nos ha librado ni nos librará del mal. El mal (en sus diferentes formulaciones) está dentro de todos nosotros. De igual manera, creo que nadie es mejor por amar a los animales. El ejemplo vuelve a ser el mismo: Hitler siempre vivió acompañado de perros. Desde la primera guerra mundial hasta el día de su muerte tuvo media docena de ellos. Existen numerosos testimonios que demuestran que los amó, los respetó y los trató siempre con una gran dedicación y una extremada dulzura. 
Por lo tanto, vivir con perros no nos hace mejores ni peores. Sin embargo, estoy seguro de que un hombre que no conoce y comprende a los animales, nunca podrá ser completo.