Estos tiempos (II)


La verdad es que hace 25 años no se importaban ni se exportaban apenas perros desde España. Tan sólo algunos pioneros cometían la excentricidad de traer perros del extranjero. Yo, ya lo he contado en este blog en otras ocasiones, tuve la suerte de empezar en esta afición, a rueda de uno de aquellos excéntricos.
El caso es que ahora, un criador de  prestigio, puede recibir  decenas de solicitudes diarias de información -vía telefónica, correo electrónico y redes sociales-. 
Demasiadas peticiones de información, demasiadas preguntas. 
El criador que empezó contestando con cortesía a todo el mundo, ahora está harto. Está abrasado. Si responde a todos ellos, debería montar una oficina comercial con un empleado que se ocupara de estas gestiones. Pero el criador ha aprendido estos 2 o 3 últimos años, que no todos los que preguntan tienen un interés real en sus cachorros. El criador debe de ser capaz de discernir entre todas esas demandas de información, a los verdaderos interesados de los curiosos ocasionales, y de los curiosos profesionales... que también existen.
El criador debe de proporcionar una información completa. Debe de tener una página web actualizada, o en su defecto, utilizar facebook como una herramienta comercial (no como un pasatiempo). Debe de proporcionar pedigrees de los progenitores, acompañados de unas buenas fotos de ambos. Fotos de los cachorros también, que deberá de actualizar cada 2 semanas..... y además, a partir casi de ya: ¡VÍDEOS!.


Sí ¡como lo oyen!. Tanta conversación, tanto chateo, tanta imagen, lleva escondida en su interior montones de mentiras, y los verdaderos entendidos, no se creen nada. Han terminado por desconfiar. Las fotos las puede haber retocado un sobrino medio moñoño del criador, un adolescente que pasa los fines de semana frente a la pantalla del ordenador, encerrado en su habitación, comiéndose los mocos.
Así que la información, o mejor aún, el exceso de información, es un arma de dos filos (Buñuel ya lo avisó en sus memorias  Mon Dernier Soupir, en 1982). Un arma que puede herir al criador, pero también a quien busca honestamente (tan sólo/nada menos) adquirir un buen perro de exposición.
Continuará....