La jauría de Cheverny



Durante una monográfica de beagles en Francia, celebrada en Mont Saint Michel, presencié una fantástica exhibición de esta jauría de perros.
Se trata de la famosa jauría de la perrera del Chateau de Cheverny. En aquella ocasión, el espectáculo consistía en una manada de perros maniobrando dirigidos por un único jinete. Una banda de trompas, compuesta por 6 miembros y situada en el centro de la enorme pradera,  interpretaba distintas fanfarrias. Mientras tanto, los perros avanzaban sincronizados a ambos lados del caballo, sin adelantar ninguno de ellos una línea imaginaria que marcaban los hombros del corcel.
Mereció la pena, de verdad. Habría cerca de un centenar de perros. Enormes, poderosos y ruidosos. Un espectáculo espléndido, una escena que parecía suceder en otro tiempo, en un pasado muy lejano.
Los franceses, que en cada pueblo tienen un museo del sacacorchos o del abrecartas, han hecho también una atracción turística de la hora de la comida en la perrera de Cheverny. 
Ya les digo que no me extraña lo más mínimo. También durante aquella misma visita a la abadía, vi carteles y dípticos que ofertaban la posibilidad de salir con el pastor y su rebaño de ovejas, a pastorear por el paraje de la bahía durante la marea baja. ¡Lo juro!.