Profundidad de banquillo


A mí, los programas deportivos nocturnos me han parecido siempre un tostón. Jamás me he dormido con la monserga de José María García ni con la de José Ramón de la Morena. Además, los periodistas deportivos suelen ser la gente más hortera del mundo. Su osadía no tiene límites, y les lleva a inventar sus propias  expresiones, su lenguaje particular. Hablan en una jerga barroca y absurda.
Una de esas expresiones es la "profundidad de banquillo" de un equipo. Como estoy seguro de que aquí, el más analfabeto para las cuestiones de "deportes con banquillo" soy yo, no creo ni siquiera necesario explicarles a ustedes su significado.
Pero vamos a lo nuestro. Si yo fuera un hortera (periodista deportivo o no) para calificar a la cantidad de magníficos perros que me encuentro cada vez que visito el criadero de Chelines, hablaría de "eso del banquillo". Pero como yo no soy más que un veterano observador de perros de exposición, nada de ese estilo me sale decir.
Mi manera de explicarlo es que Alberto tiene, desde hace mucho tiempo, muy fijada su línea de cría.
Y para muestra, aquí están estas dos preciosidades.